domingo, 2 de marzo de 2008

El portavoz de las FARC, 'Raúl Reyes', y 16 guerrilleros mueren en una operación colombiana en Ecuador



El portavoz y número dos de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) 'Raúl Reyes' ha sido abatido hoy junto a otros 16 guerrilleros de su cí­rculo de protección por el Ejército de Colombia en una acción considerada por el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, como el mayor golpe a la citada guerrilla en toda su historia.




Santos confirmó este sábado la muerte del número dos de las FARC, Luis Édgar Devia, alias 'Raúl Reyes', quien seguí­a en el escalafón de la guerrilla a su máximo lí­der, Manuel Marulanda, alias 'Tirofijo'. Junto él también perecieron otros 16 guerrilleros que pertenecí­an al cí­rculo de seguridad de 'Raúl Reyes', en una operación que comenzó este viernes en la región de Putumayo, cerca de la frontera con Ecuador. En la operación militar también perdió la vida un soldado del Ejército identificado como Carlos Hernán León. En rueda de prensa ofrecida en la sede de su Ministerio en Bogotá, el titular de Defensa aseguró que éste es el golpe más fuerte que han recibido las FARC por parte del Ejército de Colombia a lo largo de su historia al perder a su segundo hombre del secretariado mayor de esta guerrilla colombiana, después de 'Tirofijo'.




En la operación participaron el Ejército de Colombia, la Fuerza Aérea y la Policí­a Nacional de la zona. La acción comenzó después de que el jueves los sistemas de inteligencia colombianos interceptaran una conversación telefónica de Raúl Reyes, lo que permitió su localización. Además, el ministro detalló que los combates se registraron en un campamento de las FARC en territorio de Ecuador, pero "siempre desde territorio colombiano", por lo que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, fue informado de la acción militar por su homólogo colombiano, Álvaro Uribe. En concreto, Santos indicó que "los subversivos estaban a tan solo 1.800 metros de la frontera".




Los cadáveres de 'Raúl Reyes', de otro importante jefe de las FARC, Guillermo Torres, alias 'Julián Conrado', y los de los otro 15 guerrilleros muertos están "en poder de las autoridades colombianas" con el fin de evitar que las FARC recuperaran los cuerpos, los cuales serán mostrados a la prensa una vez lleguen a Puerto Así­s




El titular de Defensa explicó que la acción militar habrí­a comenzado el jueves en la zona rural de San Miguel, y añadió que en la noche del viernes la inteligencia colombiana supo que guerrilleros del frente 48 de las FARC se desplazaban hacia Ecuador y se encontraban en un lugar conocido como Granada. A partir de estos datos se desplegó un operativo en la madrugada de este sábado que concluyó con la muerte de los 17 guerrilleros.

El asesinato de Raúl Reyes por el cobarde Álvaro Uribe

El director de ANNCOL escribe que "el 'más grande golpe militar contra las FARC' se reduce al pago de un soborno, y al rastreo de un dispositivo electrónico usando la tecnología que alegremente nos ha proporcionado el Plan Colombia y que por cierto, manejan los técnicos gringos"

Es un lugar común citar aquélla frase de que a veces, la realidad parece seguir a la ficción. Pero es que al seguir las distintas informaciones que han surgido durante el día no he podido dejar de establecer ciertos paralelismos entre nuestra realidad colombiana y la última “de vaqueros” hollywoodense.

Las distintas coberturas noticiosas nos lo han dejado muy claro: en la madrugada del 1º de marzo, el campamento donde pernoctaba el comandante Raúl Reyes fue arrasado desde el aire, utilizando bombas arrojadas desde aviones Super Tucan.

Las fotografías publicadas unas horas después por el sitio web del diario El Tiempo sirvieron como latigazos para aplacar a la jauría de “lectores”, que si juzgamos por los comentarios diariamente vertidos en el sitio son más bien morbosas bestias sedientas de guerra, entrenadas por el engaño mediático para el propósito de pedir más sangre. Pero además muestran una realidad bien distinta al show mediático montado por el señor Santos y compañía cuando ufano, con el brillo del asesino en el ojo, miraba a las cámaras luciendo su sonrisa animalesca y nauseabunda, la misma de la hiena que se relame las babas después de darse un buen banquete.

Si tuviésemos que adivinar lo sucedido sobre el terreno por la actitud prepotente y altanera del señor Santos y los oficiosos Generales que le acompañaban mientras se daban palmaditas en la espalda y se felicitaban uno al otro, creeríamos estar frente a los vencedores de una épica batalla, una de ésas donde los contendientes miden sus fuerzas, sus recursos y su inteligencia, y donde el vencedor es aquél que al final superó al enemigo por méritos propios. Eso es un espejismo.

La cruda realidad de las cosas, es que la Seguridad Democrática no alcanza para tales consideraciones. Sólo llega hasta donde los satélites gringos son capaces de ver, y hasta donde los sobornos con cantidades estratosféricas pagados a un traidor pueden convencer.

No hay combate, no hay riesgo, ni hay honor. En el campamento guerrillero, nadie tuvo siquiera la oportunidad de defender su vida. Porque para estas tareas sólo disponemos de unos botones que algún funcionario de la CIA o la NSA puso a nuestro alcance, y una cuenta de banco alimentada desde las mismas arcas de la narcoparapolítica.

En otras palabras, una vulgar operación de “apunta y dispara”, en nada distinta a los asesinatos selectivos que tan diestramente ejecutan los agentes del Mossad en el medio oriente, o a los bombardeos indiscriminados que tantas víctimas civiles han causado en Irak.

La verdad es que el “más grande golpe militar contra las FARC” se reduce al pago de un soborno, y al rastreo de un dispositivo electrónico usando la tecnología que alegremente nos ha proporcionado el Plan Colombia y que por cierto, manejan los técnicos gringos. Luego de eso, un batallón completo de nuestras valientes y honorables fuerzas armadas no se arriesgaría a atacar a un grupito de 18 hombres dormidos, no con el fin de exterminarlos sino con el de detener y presentar a la justicia al “cabecilla número 2 de las FARC”, lo cual según el propio presidente era uno de sus más anhelados deseos.

En lugar de eso, decidieron que lo más conveniente era recurrir a las lecciones aprendidas de los nazis en Europa, o a los norteamericanos en Vietnam: bombardea todo, y todo lo que se mueva. Hazlo sin piedad, y en una de esas hasta tenemos suerte. Y la tuvieron. Felicitaciones, cobardes. Pero por favor, no tengan el cinismo de llamarse héroes.

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