martes, 19 de febrero de 2008

Manifiesto joven contra la desindustrialización de Cantabria

SI CIERRAN LAS FÁBRICAS Y RECORTAN LAS PLANTILLAS, ¿DÓNDE TRABAJAREMOS L@S JÓVENES CÁNTABR@S?



De un tiempo a esta parte la sociedad cántabra está asistiendo al desarrollo de una serie de cuestiones que afectan de manera fundamental al bienestar económico y social de este pueblo y, sobremanera, a su futuro. Nadie, sin duda, puede dejar pasar por alto los conflictos que se están viviendo, o empezando a vivir, estos días. El anunciado cierre de Trefilerías Quijano, la reducción de plantilla en Mecobusa, Portolín y Astander, el futuro de Greyco o el despido de 250 trabajadores de Monobra son, sin duda alguna, síntomas latentes de una enfermedad de carácter estructural que azota Cantabria desde hace ya bastante tiempo. Si a esto mismo le añadimos asuntos como el AVE, las Térmicas, la especulación inmobiliaria y turística y el radical discurso y quehacer centralista español, nos encontramos con un panorama nada halagüeño para el futuro de nuestro país donde la destrucción ecológica, paro, precariedad laboral, emigración, recorte de libertades y destrucción del patrimonio material, ideocultural y lingüístico del pueblo trabajador cántabro son las características fundamentales que caracterizan nuestro día a día. En este sentido los datos son elocuentes: incrementos salariales en Cantabria por debajo de la media estatal, paro superior al del conjunto del estado (especialmente entre la juventud y las mujeres), Cantabria, junto con Asturies y Galiza, es la comunidad con menos crecimiento del PIB en estos 20 años (5% frente a la primera, Madrid, con un 37%), salarios medios por debajo de la media estatal, pérdida de casi 20 puntos en la producción industrial, desmantelamiento de miles de explotaciones ganaderas, menor inversión por trabajador que la media, fuerte envejecimiento de la población, alta emigración de cuadros universitarios... por mencionar de pasada sólo algunas cuestiones.




Desde nuestra situación como jóvenes el escenario antes descrito se torna indudablemente mucho más dramático por cuanto las perspectivas de construir un futuro digno en nuestra tierra quedan radicalmente cortadas. Las alternativas se reducen prácticamente a la emigración, la sobreexplotación; fundamentalmente en la hostelería; o, bien, a la servidumbre en algún cuerpo represivo del estado español, aderezado todo ello, además, por una fuerte alienación y asimilación educativo-cultural y la especulación inmobiliaria que azota este país. Sin embargo, cada vez mayores sectores de la juventud popular cántabra nos negamos a permanecer impasibles ante esta situación. En este sentido, desde Regüelta, como Movimiento Juvenil Cántabro, entendemos que la situación actual responde a un cáncer de carácter estructural que requiere soluciones reales que actúen sobre la raíz verdadera del problema y extirpen el tumor, y no medias tintas superficiales de cara a la galería.




De esta manera, y apreciando a la industria como un sector fundamental en el desarrollo económico y el bienestar social, contemplamos que ésta atraviesa una profunda crisis en Cantabria motivada, sin duda alguna, por las características de la misma en este país. La gran industria de nuestra tierra se ha caracterizado en su mayor parte por permanecer en manos extranjeras, siendo débil el tejido industrial empresarial de capital cántabro como consecuencia de los intereses mercantiles y comerciales de la burguesía asentada en Cantabria centrada, básicamente, primero en el comercio colonial con América y, después, en el turismo y las actividades terciarias y hosteleras, abandonando la industrialización al capital externo que se dedicará a extraer las riquezas emanadas de nuestra producción sin atenerse a las necesidades sociales y económicas del pueblo trabajador cántabro. Las consecuencias a largo plazo son desastrosas: descapitalización y escasa reinversión de los beneficios obtenidos, exigua diversificación, especialización en sectores maduros, dependencia de Cantabria de otros centros con mayor dinamismo económico y político y, al final, desindustrialización como consecuencia del cierre y la marcha de empresas cuando éstas así lo han creído conveniente, destruyendo todo el tejido social y económico creado a su alrededor.




En este sentido, desde Regüelta no se nos escapa que la carencia por parte del pueblo trabajador cántabro de los instrumentos políticos adecuados que le permitan desarrollar las medidas necesarias para su propio bienestar y desarrollo integral, ha constituido un lastre básico que ha dado lugar, en parte importante, a la situación actual. Si a esto le añadimos las políticas desarrolladas por la UE, los ejecutivos centralistas de Madrid y los sumisos gobiernos pseudoautonómicos, más preocupados, todos ellos, en cubrir los intereses de determinados sectores sociales oligárquicos que en atender las necesidades fundamentales de los sectores populares cántabros, tenemos un cuadro básico inmejorable para contemplar con mayor nitidez la situación que actualmente está padeciendo Cantabria y, sobre todo, su juventud.




Por esto mismo, Regüelta, como Movimiento Juvenil incardinado entre los sectores populares de la juventud cántabra, entiende que la solución al problema de la industria en este país pasa indefectiblemente porque nuestro pueblo disponga de las herramientas adecuadas que, acorde a nuestras necesidades básicas de bienestar y desarrollo, sean capaces de permitir que pongamos en marcha las actuaciones precisas destinadas a satisfacerlas. En este sentido, los actuales entramados institucionales centrados en la UE, la Constitución y el Estatuto como ejes básicos de actuación, NO SIRVEN para dar solución a los problemas estructurales que padecen Cantabria y sus sectores populares y, en especial, juveniles. Por tanto, entendemos vital que el pueblo trabajador cántabro consiga los instrumentos adecuados que le permitan asegurar su plena autogestión y autogobierno, así como la capacidad para decidir sobre su futuro político, como medio para conquistar un futuro digno en justicia y bienestar social sobre la base de un desarrollo centrado en Cantabria en función de las necesidades de los sectores populares de nuestra tierra.




De esta manera, desde Regüelta nos solidarizamos con la situación de l@s trabajadores/as directamente afectad@s, y hacemos un llamamiento a todos los sectores sociales y políticos de este país para que se movilicen, apoyen sin fisuras y lleven a cabo todas las acciones necesarias para la superación, desde la raíz, de este problema básico para el pueblo trabajador cántabro que es la de su supervivencia económica, social y nacional que, en este caso concreto, se plasma en la lucha total contra la desindustrialización y por los puestos de trabajo.














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